Sistemas Micro Electro Mecánicos (MEMS, por  Microelectromechanical  Systems) son la etapa siguiente en la revolución  que comenzó con la invención  del circuito integrado. Estas  nanomáquinas son tan pequeñas que no se ven con el  ojo desnudo y  realizan tareas que resultan imposibles para las máquinas comunes.
La electrónica de consumo ha llegado al estado en que se encuentra hoy gracias a la miniaturización. Sin ella, sería imposible crear circuitos integrados con millones de transistores y un tamaño de solo una fracción de centímetro cuadrado. Sin la microelectrónica, el equivalente de un microprocesador como el que tiene tu ordenador ocuparía el volumen de un edificio de 12 o 14 pisos. No habría iPods ni teléfonos móviles.
Sin embargo, y a pesar de los logros obtenidos en la reducción de tamaño de los componentes electrónicos, los sistemas mecánicos aun requieren de piezas cuyo tamaño es varios órdenes de magnitud más grandes que sus contrapartes electrónicas. Cualquier pieza de un reloj mecánico, por ejemplo, es millones de veces más grande que uno de los transistores integrados en un microprocesador. Pero esta situación está cambiando.
La electrónica de consumo ha llegado al estado en que se encuentra hoy gracias a la miniaturización. Sin ella, sería imposible crear circuitos integrados con millones de transistores y un tamaño de solo una fracción de centímetro cuadrado. Sin la microelectrónica, el equivalente de un microprocesador como el que tiene tu ordenador ocuparía el volumen de un edificio de 12 o 14 pisos. No habría iPods ni teléfonos móviles.
Sin embargo, y a pesar de los logros obtenidos en la reducción de tamaño de los componentes electrónicos, los sistemas mecánicos aun requieren de piezas cuyo tamaño es varios órdenes de magnitud más grandes que sus contrapartes electrónicas. Cualquier pieza de un reloj mecánico, por ejemplo, es millones de veces más grande que uno de los transistores integrados en un microprocesador. Pero esta situación está cambiando.
La miniaturización de máquinas electromecánicas  ha  dado lugar a los MEMS, que silenciosamente han ocupado un lugar en  nuestra vida  cotidiana. De hecho, el dispositivo capaz de medir la  aceleración a la que  sometes el mando de tu Wii (un acelerómetro) es un  MEMS. Se trata del mismo  dispositivo que, instalado en el airbag de un  coche determina el momento justo  en que se produce un choque y dispara  el mecanismo de inflado de las  bolsas.
Pero si bien los acelerómetros son quizás los dispositivos  basados en MEMS mas  difundidos, no son los únicos. Existen sensores de  presión, de temperatura y de  humedad construidos a partir de piezas que  tienen un tamaño similar al de un  glóbulo rojo. Forman parte del  sistema de control de los más modernos  marcapasos, censando la  actividad física del paciente para modificar su ritmo  cardíaco. También  se emplean MEMS en los cabezales de las impresoras de  inyección de  tinta, como parte del dispositivo que produce la evaporación  controlada  de la tinta en el momento justo.
Por lo general, estos mecanismos tienen un  tamaño  mayor al micrómetro (millonésima de metro) y menor al milímetro.  Lo que los hace  tan particulares es que, a estas escalas, el  comportamiento físico que rige a  las maquinas convencionales no siempre  funciona como la intuición puede indicar.  Efectivamente, el incremento  en la relación entre la superficie y el volumen de  las piezas de un  MEMS hace que los efectos electrostáticos y térmicos predominen  sobre  la inercia o la masa térmica.
Para fabricar las pequeñas piezas que  conforman  estas maquinas se utiliza una tecnología que, en esencia, es  la misma que la  empleada para la fabricación de los circuitos  integrados. La posibilidad de  "integrar" piezas móviles es lo que ha  hecho posibles maquinas a escala  nanométricas. Existen motores a vapor  del tamaño de un grano de polen,  engranajes y palancas cuyo tamaño de  mide en diámetros atómicos, y hasta  pequeños espejos montados sobre  soportes móviles, con un tamaño mucho menor al  diámetro de un cabello,  capaces de enfocar o corregir una imagen
Los MEMS permiten cada día la creación de dispositivos  sorprendentes. Por  ejemplo, para evitar la falsificación de una firma,  es posible incorporar  acelerómetros en una lapicera, para que además de  escribir sea capaz de  registrar las velocidades y aceleraciones que le  imprimió la mano mientras se  firmaba. Esto hace prácticamente  imposible una falsificación.
Dentro de poco, será factible la fabricación de  un  dispositivo, que ubicado en el cuerpo de un paciente, analice su  sangre y que,  en función de los resultados, inyecte los fármacos  necesarios en las dosis  adecuadas. En caso de ser necesario, hasta  podría enviar una señal de alerta  para que el paciente fuera atendido  de urgencia. Estas máquinas funcionarán como  pequeños robots, capaces  de realizar tareas que resultan imposibles a una escala  mayor.
Se trata de una  ciencia que, a pesar de habernos  brindado ya una cantidad de soluciones  concretas a problemas de ingeniería,  recién está naciendo. Pero tiene  el potencial de, como decíamos al comienzo,  cambiar el mundo.
Adan Chaparro
CI:17501640
EES



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